Galdós tituló a uno de sus episodios nacionales “El terror en 1824” , la represión que Fernando VII ejerció tras su vuelta al poder absolutista en octubre de 1823. Rafael del Riego, aclamado años antes, era insultado y vejado camino del cadalso por parte de las masas.
Fernando VII no sólo recuperaba el poder total, sembraba el miedo para que no volviera a pasar – y lo consiguió-, es lo que tienen países como el nuestro, tradiciones basadas en la irracionalidad, la sangre y la crueldad `per se´.
Entre esas tradiciones, el nuestro es un país de abundantes políticas dictatoriales por y sin la gracia De Dios, golpes de Estado, represión y dictatorcillos con y sin corona.
Ahora que para algunos parece una prioridad quitar el monumento de ‘Los coloraos’ de la Plaza vieja -lo que tendría que preocuparles es darle vida a esa zona, no si el monumento tapa las “vistas”- vamos a contar la historia de lo que pasó.
El personaje base de este momento es el ya nombrado Fernando VII, un rey que en la actualidad seguramente tendría sus admiradores entre parte de la caspa política y periodística patria, los ‘cuñados’ de la historia andarían hablando dentro de su neoliberalismo, de sus virtudes y patriotismo pensando que los coloraos eran unos rojos bolcheviques cuando en realidad eran liberales en su mayoría, burgueses que ni mucho menos tenían en su ADN la defensa de los derechos de la mayoría ni de un sistema político que no contemplara a un rey…pero bueno, el caso es que el nefasto rey borbón , llamado el deseado, aunque a mi me gusta más su otro apodo, ‘felón’, un dictador con corona por la gracia De Dios, aprovechó el instinto patrio de la invasión napoleónica para legitimar todas sus tropelías una vez recuperado el trono en 1814.
Hasta 1820 se pasó por el arco del triunfo la constitución de 1812 y fué cobrándose sus venganzas. El 1 de Enero de 1820, el capitán Rafael del Riego se alzó en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) y sus palabras (…) <<España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la Guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz, entre sangre y sufrimiento. Mas el Rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador (…) Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución! >>
(…)dieron lugar al conocido Trienio Liberal donde el rey felón tuvo que aceptar -seguir gobernando- pero acompañado de la constitución. Pero claro, estos dictadores coronados no iban a aceptar la “democracia”, así que fue maquinando la forma de recuperar el poder absoluto, para ello tiró de sus parientes franceses -también recientemente colocados de nuevo en el trono por las potencias europeas- y de igual forma que con Napoleón en 1808, otro ejército francés (los cien mil hijos de San Luis) entraron para acabar con el Trienio y situar a Fernando otra vez bajo el absolutismo- decir tiene que la respuesta esta vez del pueblo español no se pareció en nada a la de mayo de 1808-.
La represión de 1814-1820 fue light comparada con la que se inició en Octubre de 1823, el propio Riego fue ahorcado y decapitado. Algunos liberales exiliados en países como Francia o Inglaterra buscaron ya en 1824 la manera de revertir esta situación. La provincia de Cádiz fue el lugar donde se intentó reunir dinero, barcos y soldados para volver a proclamar el fin del absolutismo.
Uno de esos intentos ocurrió con un grupo de 49 voluntarios que partieron el 6 de agosto de 1824 desde Gibraltar hasta Almería. Iban uniformados con casacas rojas (indumentaria del ejército inglés) y liderados por el coronel Pablo Iglesias González (también partícipe en el trienio liberal y que tuvo que huir a Gibraltar en Octubre de 1823).
Su aventura transcurre en un bergantín con bandera inglesa de nombre “El Borrascas” y tardaron más de lo previsto en llegar a Almería, sucedió el 14 de agosto en una playa cercana a la capital, ya no valía el factor sorpresa pues las autoridades estaban avisadas, el poco apoyo y el amurallamiento de la ciudad les hizo desistir del plan, acorralados, algunos consiguieron huir hasta Sierra Alhamilla y fueron atrapados, otros como el propio Iglesias fue atrapado el 22 de agosto en Cullar Baza.
Unos 22, sin juicio previo, fueron ejecutados de rodillas y por la espalda en la Rambla Belén justamente el día 24. Iglesias fue trasladado a Madrid, si tuvo juicio y fue ahorcado al año siguiente. Como pasó con Riego, los cuerpos de los 24 iban a ser dejados allí mismo para escarnio popular como hicieron con Riego (al que decapitaron) y aunque no está muy claro de qué forma, sus cuerpos fueron retirados, de hecho, sus huesos parecen estar en una fosa abandonada del cementerio de Almería.
A partir de 1838 (ya sin Fernando) comenzaron los homenajes en la fecha del 24 de Agosto, desde finales del XIX había un monumento que los recordaba en la Plaza Vieja hasta 1943 que llegó a la ciudad otro dictador (sin corona) y por orden del primer alcalde franquista (Vicente Navarro Gay) y de la Falange se demolió el monumento para que no se molestara el dictador. Durante la dictadura siguieron los homenajes (en silencio, claro) y hasta finales de los 80 no se estableció el actual monumento a los coloraos también conocido como ’pingurucho’.