Terminada la primera guerra carlista, los militares se convirtieron en los protagonistas de la política nacional, el poder militar era superior al civil. Comienza el “baile de los generales” que abarca el reinado de Isabel II en el que tres generales, Espartero, Narváez y O’Donnell se fueron alternando en casi todos los gobierno, ejerciendo el liderato del poder político como presidentes, regentes o árbitros.
Espartero era progresista, Narváez conservador y O’Donnell 'centrista'.Convencidos o no de sus ideas, nunca cambiaron de partido, pero siempre se sintieron más caudillos que políticos, y su actuación política fue más autoritaria que defensora del constitucionalismo.
Se empleó también la expresión “espadón” para referirse a los militares que protagonizaron la vida política del reinado de Isabel II de España, de diferente orientación política. La política española durante el reinado de Isabel II estuvo jalonada por los grandes “espadones” Espartero, Narváez, O'Donnell, Prim y Serrano. Narváez marcó la política española durante veinticinco años. Moriría como jefe de Gobierno, contestando al sacerdote que le conminaba a perdonar a sus enemigos, según la leyenda: «No puedo perdonar a ninguno, porque los he matado a todos.»
La caída de Espartero
Cambiaron las tornas en 1843. En esta ocasión fue el general moderado Narváez quien se sublevó contra Espartero. Gran indignación había producido en muchos el feroz bombardeo ordenado por Espartero el 3 de diciembre de 1842 contra Barcelona, y más aún al conocer su justificación: "A Barcelona hay que bombardearla al menos una vez cada 50 años". Los generales moderados Serrano y Narváez se unieron con el general progresista Prim para enviar al exilio a Espartero. Su caída en 1843 permitió a O'Donnell regresar a España. Narváez, el nuevo dueño de la situación, le envió de gobernador a Cuba.
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