domingo, 10 de mayo de 2020

Luchadores sin móviles (parte 1)


La Política de No Intervención y la ayuda militar de las potencias fascistas. Desde el primer día del levantamiento militar que condujo a la Guerra Civil, los regímenes fascistas europeos –Alemania e Italia- junto con la dictadura conservadora de Salazar ayudaron militar y logísticamente a los sublevados, ante el fracaso del golpe de estado en el sentido de toma inmediata del aparato político-administrativo del Estado. Sin el paso del Estrecho de las fuerzas coloniales comandadas por el general Franco, seguramente la sublevación militar estaba condenada al fracaso, por lo que el mismo día 20 de Julio de 1936 Franco –bloqueado en África- envía a Luis Bolín y al marqués de Luca de Tena a Roma para solicitar a Mussolini inmediata ayuda para organizar un puente aéreo. Diez días después, el 30 de Julio, aterrizaban en el Protectorado español de Marruecos nueve aviones Savoia Marchetti, tras verificar el dictador italiano que Hitler iba a apoyar a Franco y que Francia y Gran Bretaña optaban por la no intervención, insistiendo en la 'cobarde' política de apaciguamiento hacia la Alemania nazi que conduciría finalmente a la Segunda Guerra Mundial. El régimen nazi concede enseguida la ayuda en aviones que se le pedía, de modo que el 26 de Julio llegan a Marruecos los primeros veinte aviones de transporte Junkers Ju 52 , acompañados de seis cazas Heinkel 51, que transportaron entre finales de julio y mediados de octubre de 1936 más de 13.000 soldados del Ejercito de Africa, además de 270 toneladas de material.
Leon Blum y Lord Halifax, impulsores del acuerdo de No Intervención

El 30 de Julio de 1936 Francia tuvo la evidencia material de la ayuda militar fascista al ejercito sublevado, cuando dos de los aviones enviados por Mussolini a Franco aterrizaron por error en la colonia francesa de Argelia. Ante el innegable hecho, el gobierno del Frente Popular francés planteó el proyecto de “no intervención” en la guerra de España, al que se sumó enseguida el ejecutivo británico. A finales de agosto de 1936, todos los estados europeos , excepto Suiza (27 en total) suscribieron el “Acuerdo de No Intervención en España”, decidiendo “abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa e indirecta, en los asuntos internos de ese país”, prohibiendo a continuación la exportación…reexportación y el transito a España, posesiones españolas o zona española de Marruecos, de toda clase de armas, municiones y material de guerra”. La supervisión del cumplimiento del acuerdo estaba a cargo del Comité de No Intervención, creado en Londres el 9 de Septiembre y en el que estaban representados las principales potencias europeas, incluidas La Unión Soviética, Italia y Alemania.

Desde el punto de vista jurídico el acuerdo ponía al mismo nivel a un Gobierno legal, democráticamente elegido, y a un grupo de militares rebeldes, algo insólito en el ámbito del Derecho Internacional. En el plano práctico, la primera medida tomada por el gobierno francés fue el cierre de la frontera con España el 13 de Agosto, mientras que Alemania, Italia y Portugal seguían enviando armas y municiones a los sublevados. El 28 de Agosto, casi el mismo día en que se firmaba el pacto de no intervención, se reunían en Roma los jefes de los servicios secretos militares de Alemania y de Italia –el almirante Canaris y el general Mario Roata- para proseguir los suministros de material bélico y las entregas de municiones, según las peticiones del general Franco 

 Ante el aislamiento internacional y la flagrante farsa de la política de no intervención, la República solicita ayuda militar a la Unión Soviética, a pesar de que esta ni siquiera contaba con embajada en Madrid. La primera petición la hace el gobierno Giral a los pocos días de producirse el golpe de Estado a través del embajador soviético en París. Stalin no responde a la petición porque no deseaba enemistarse con Gran Bretaña y Francia, con quienes pretendía llegar a algún tipo de acuerdo para frenar a la Alemania nazi. Por otro lado, muchos dirigentes soviéticos y de la Tercera Internacional pensaban que facilitar ayuda a España contribuiría a dotar de argumentos a los que sostenían que la revolución comunista española acechaba tras la fachada de defensa de la República (acordaros de uno de los argumentos repetidos hasta hoy, "la República iba a convertir a España en un país bolchevique, comuniiiiiissta...bla bla bla")
Fue el incumplimiento del Acuerdo de no Intervención lo que llevó a Stalin a modificar su postura, al considerar que si la República era derrotada aumentaría la amenaza de las potencias fascistas tanto sobre la URSS como sobre Francia. En total, la Unión Soviética envió a la República unos 700 aviones y 400 tanques, acompañados de unos 2000 técnicos, pilotos y asesores militares, además de 1699 piezas de artillería, 450.000 fusiles, 20. 846 ametralladoras y 30.000 toneladas de munición

Las Brigadas Internacionales El apoyo de la URSS a la causa república contribuyó decisivamente a la creación de las Brigadas Internacionales, ya que era este estado socialista quien controlaba y dirigía de facto el movimiento de la Tercera Internacional (que era conocida como la Internacional comunista)

 Tal y como se recoge en el punto 7 del acta correspondiente “se decide proceder al reclutamiento de voluntarios que tengan experiencia militar para ser enviados a España entre los obreros de todos los países”. Fue Francia, donde se había desarrollado un amplísimo movimiento popular de apoyo a la República española, la base territorial y organizativa de las Brigadas, bajo la dirección del Partido Comunista francés, encabezada por André Martý, con centro de reclutamiento en París. Frente a lo que afirmaba la propaganda franquista (otra historia contada durante décadas), estos voluntarios de la libertad no eran sólo de ideología comunista, muchos de ellos (se dice que el 50%) eran simplemente - que no es poco-,  antifascistas. Socialistas, anarquistas, hombres y mujeres sin partido, la inmensa mayoría obreros pero también poetas, artistas e intelectuales. Todos ellos confluyeron en la base de Albacete, donde tras pocas semanas de un entrenamiento rudimentario se les entregaba un viejo fusil para enfrentarse a las experimentadas tropas coloniales o las divisiones italianas pertrechadas con el armamento más moderno de la época. 

Según las estimaciones actuales, el número de brigadistas que combatieron en España ronda los 35.000 efectivos. Las naciones que más aportaron fueron Francia (8962) Polonia (3113), Italia (3002) y Estados Unidos con 2311 voluntarios. La gran aventura solidaria de las Brigadas Internacionales se cierra oficialmente el 28 de Octubre de 1938, con un gran desfile de despedida y homenaje, en un acto encabezado por el presidente de la república Manuel Azaña y el presidente del gobierno Juan Negrín, al que asistieron unas 250.000 personas. En total, lucharon unos 35.000 hombres y mujeres, de los que murieron en combate por las tierras de España unos 10.000.

¿Qué hubiese pasado sin la presencia de las Brigadas Internacionales?

Esta es una buena pregunta si la conectamos con la ayuda alemana e italiana, es decir, sin las Brigadas, la guerra hubiera terminado antes con total seguridad, ahora...¿Qué hubiese pasado sin la ayuda a Franco de Alemania e Italia?, pues ya lo vimos al principio de este documento, probablemente las tropas de Franco no hubiesen avanzado hasta las puertas de Madrid, quizás el carnicero de Badajoz, el general Yagüe no hubiera masacrado en Extremadura, ni el carnicero de Andalucía, Queipo de Llano se hubiese hecho con Andalucía...¿Hubiera existido la Desbandá?...en todo caso, no lo sabemos, pero si comparamos los efectivos de ambos lados, pudo ser posible.

En cuanto a las ayudas al bando sublevado, tenemos la Legión Condor alemana (unos 6000 hombres) y las divisiones del Corpo di truppe Volontarie italiano, en las que se encuadraron unos 40.000 hombres, más pequeños contingentes de combatientes portugueses e irlandeses, más unos 10.000 portugueses , a lo que habría que sumar los 70.000 marroquíes que formaron en los Regulares del ejército de África. En una guerra moderna, el material es tan o más importante que la masa de combatientes, y así llegaron al bando franquista 1359 aviones, 260 carros de combate, 1730 cañones.

En palabras del profesor Julián Casanova (historiador nada radical de izquierdas, podéis investigarlo) “frente al mito del peligro comunista y revolucionario, lo que realmente llegó a España a través de una intervención militar fue el fascismo”. Y en cuanto al material bélico afirma que el que “entró en la España republicana fue inferior al recibido por Franco y de peor calidad”. 

Tuvieron que pasar 20 años de la muerte de Franco para que España, el 26 de enero de 1996, el Congreso de los Diputados español concedió la nacionalidad española a los brigadistas si renunciaban a su nacionalidad propia, cumpliendo así la promesa realizada por Juan Negrín cuando estos abandonaron España cincuenta y siete años antes. Aun así, la mayoría de los veteranos optó por no renunciar.

Después, la Ley de la Memoria Histórica reconoció a los brigadistas la nacionalidad española , sin tener que renunciar a la suya propia. En junio de 2009, la embajada española en Londres entregó a varios brigadistas sus pasaportes españoles

El primer monumento a los brigadistas tras la guerra se inauguró el 28 de octubre de 1988, justo en el cincuentenario de la emotiva despedida que Barcelona brindó a las Brigadas Internacionales.

Otro monumento a los brigadistas en España puede verse desde 2012 en la Universidad Complutense de Madrid, aunque está en entredicho que se mantenga, hay algún monumento en Albacete y en varias ciudades del mundo, como podemos imaginar, en España son el blanco de las pintadas y ataques de los cachorros de extrema derecha, cuestión que no sorprende, puesto que en el monumento a los almerienses que murieron en el campo de concentración nazi de Mathaussen no hay año que no aparezca la esvástica nazi o el yugo y las flechas de la Falange





No hay comentarios:

Publicar un comentario