Dicen que todo español lleva un guerrillero dentro. La lucha de la guerrilla antifranquista, los llamados "maquis" es un epígono de la guerra civil. Los que la escribieron fueron gente del pueblo, variopinta, y como en toda lucha cometieron errores, se dejaron llevar a veces por la rabia o la desesperación. Pero en su mayoría, tenían muy a gala ser los últimos defensores de la república.
Cuando la guerra civil acabó en 1939, muchas personas de ideología republicana marcharon al monte y emprendieron una lucha desde las sierras españolas. Otros lo hicieron por el acoso sufrido por las fuerzas del orden. La lucha guerrillera duró hasta 1952, pero sus coletazos alcanzarían hasta los años sesenta. Los guerrilleros se sentían una prolongación del Ejército republicano. Sin embargo, la historia oficial hasta el momento los considera como "bandoleros"
La realidad de aquellos años estaba compuesta de contraseñas, complicidades, disimulo y miedo. Era un heroísmo cotidiano, hecho de claves y de miradas, de palabras a media voz y protagonizado por guerrilleros de la montaña y sobre todo por los guerrilleros del llano, los enlaces. Porque si los que combatían al régimen franquista en los montes y sierras de España aún tenían armas para defenderse, los enlaces, muchas veces mujeres o niños, estaban inermes ante la dictadura. Frente a unos 7.000 guerrilleros, el número de enlaces fue diez, veinte veces mayor. Según cifras oficiales hubo 20.000 enlaces detenidos. Otros murieron a manos de las fuerzas de la Guardia Civil, que les aplicó la "ley de fugas", les torturó o les fusiló. Entre los enlaces algunos se convirtieron en delatores para salvar la vida. La guerrilla es una historia de héroes y villanos que tiene numerosas zonas grises.
Las zonas de actividad guerrillera fueron aquellas que tenían unas características geográficas que la hacían posible, como las cadenas montañosas. Esa fue su cara y su cruz. Si por un lado permitió la supervivencia de partidas con mucha movilidad, por otro redujo la actividad guerrillera a territorios poco poblados y aislados. La guerrilla en España no fue homogénea, no hubo una, sino muchas guerrillas. Hay diferencias no solo regionales, sino hasta provinciales.
Franco mandó silenciar los informes sobre la oposición armada y los esfuerzos que se hacían para combatirla. Sin embargo, lejos de las ciudades y de la realidad que se vivía en muchas zonas, en lo más escarpado de los montes, un grupo de hombres y mujeres, a pesar de todo, siguieron luchando. Para muchos, fueron los últimos románticos. Para el régimen, nada más que bandoleros.
Los orígenes del maquis en España hay que situarlos en los contingentes humanos que, frente al avance de las tropas franquistas, van echándose al monte. Esto es, dada la inseguridad creada por la represión de los sublevados, son muchas las personas implicadas en movimientos políticos de izquierdas que deciden no entregarse, pasando a convertirse en lo que se dio en llamar huidos. Estas gentes, en ocasiones simples simpatizantes, se escondieron mayoritariamente en sus casas o casas de familiares, siendo en un principio una minoría la de los que buscaron refugio en las montañas. A estos primeros huidos se fueron añadiendo desertores y evadidos de penales y campos de concentración. Estos grupos dispersos fueron el germen de las posteriores agrupaciones guerrilleras.
La palabra proviene del vocablo francés maquis, que viene a su vez del corso y del italiano macchia, que equivale a paisaje de arbustos, matorrales (maquia).El carácter político de las guerrillas fue tan plural como lo había sido el bloque republicano en el transcurso de la contienda, con presencia importante de comunistas, socialistas y anarquistas. Sin embargo, por diversas causas, entre ellas el empeño del PCE hasta 1948, el predominio comunista fue ganando peso en relación a las demás corrientes.
En el bando republicano pronto se toma conciencia de las posibilidades que ofrece una guerra de guerrillas en la retaguardia enemiga. La idea fructifica en la creación, a iniciativa de Juan Negrín, a la sazón jefe del Gobierno y ministro de Defensa, del XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero en octubre de 1937. Este nombre era el utilizado para el ejército republicano vasco hasta el desmoronamiento del frente del norte.
La retirada: los campos franceses
Cientos de miles de soldados republicanos y población civil pasaron la frontera francesa ante el avance franquista en Cataluña. Una vez en Francia, fueron recluidos en campos de concentración por las autoridades galas. En total había 22 campos en Francia y, en el norte de África, 6 En estos campos comienzan a reorganizarse las fuerzas políticas antifranquistas.
En el campo de Argelès-sur-Mer tienen lugar una serie de reuniones, en las que participan el Partido Comunista de España (PCE) y las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), que culminan en octubre de 1940 con la decisión de organizar la acción antifascista en la Francia no ocupada, junto con los franceses, contra los ocupantes y el gobierno títere de Vichy.
La participación de los exiliados republicanos españoles en la resistencia francesa comenzó en julio de 1941 tras la invasión de la Unión Soviética por la Alemania nazi y se desarrolló en el marco de la Unión Nacional Española (UNE)
En mayo de 1944 las unidades exclusivamente españolas de los Franc-Tireurs et Partisans fueron reconocidas como tales bajo la denominación de Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), integrada por unos 9.000 hombres, y que a partir de entonces inició una nueva estrategia militar, pasando de los sabotajes y acciones aisladas al ataque frontal contra las unidades aisladas de la Wehrmacht, consiguiendo liberar numerosas localidades del sur de Francia. Todos los componentes de la AGE consideraban la lucha en Francia contra los ocupantes alemanes y la milicia vichista como el preludio del combate para liberar España.
Mientras en Francia los exiliados se organizaban para combatir al nazismo, en España se fueron articulando grupos guerrilleros conformados prácticamente en exclusiva por huidos
La operación más espectacular del maquis español es la entrada en España de entre 4000 y 7000 guerrilleros por el Valle de Arán y otras zonas del Pirineo, bien equipados y con armamento pesado, el 19 de octubre de 1944, cuando la Wehrmacht ya había sido desalojada del sur de Francia. Fue denominada Operación Reconquista de España.
La operación Reconquista de España fue planeada por el Estado Mayor de la AGE. Para efectuar la invasión se creó la División 204ª, formada por 12 brigadas. Como responsable militar de la misma se nombró a Vicente López Tovar.
El objetivo de esta ofensiva era la conquista del sector de territorio español comprendido entre los río Cinca y Segre y la frontera francesa. Posteriormente se declararía la zona conquistada bajo el gobierno de la República, por entonces en el exilio, para provocar un levantamiento general en toda España contra Franco. Hipotéticamente, ello obligaría a intervenir a los aliados para liberar España al igual que estaban liberando el resto de Europa.
El ataque principal por el valle de Arán se vio complementado por operaciones de distracción en otros valles pirenaicos durante las semanas previas, con objeto de distraer fuerzas enemigas.
El ejército guerrillero logró conquistar varios pueblos y aldeas, alzando la bandera republicana, llevando a cabo mítines antifranquistas en las plazas y controlando durante días parte de la frontera por donde entraron camiones con material y refuerzos. Sin embargo fracasó en la toma de Viella, principal objetivo de la operación, y finalmente, desbordados por la desventaja numérica y material, comenzaron la retirada.
En 1948 el PCE cambia de estrategia y, a instancias de Stalin, renuncia a la lucha guerrillera. Ello supone el declive de las agrupaciones, ya muy castigadas por la represión. Las Agrupaciones Guerrilleras pasan a denominarse Comités de Resistencia. La nueva orientación, sin embargo, no se hace efectiva sobre el terreno y, finalmente, la evacuación general es decretada en 1952. Esta evacuación afecta, fundamentalmente, a la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), con la que el PCE mantuvo una relación predilecta, mientras que otras organizaciones como la Centro - Sur, a partir de 1948, no recibieron ni siquiera ayuda para llegar a Francia.
El final de los últimos maquis
El declive y desaparición del maquis español se debió a diversos factores. Por un lado, el devenir del contexto internacional, que conforme viraba hacia la Guerra Fría fue haciendo evidente que no se podía contar con la intervención extranjera en la lucha contra la Dictadura. En este contexto se produce el cambio de estrategia del PCE, que abandona la vía guerrillera, suspendiendo el apoyo a las partidas. Pero el PCE no se limitó a suspender la ayuda táctica y estratégica a sus partidas guerrilleras, llegando incluso al asesinato de los jefes guerrilleros que se negaron a dejar el monte. Desde entonces las organizaciones anarquistas concentraron el máximo número de guerrilleros e infraestructura.
El bloqueo informativo fue total. Por esta razón fuera de las áreas afectadas prácticamente se desconocían las actividades del maquis. En las escasas ocasiones en que aparecieron noticias en la prensa, éstas siempre se refirieron a los guerrilleros con el nombre de bandoleros, a fin de despojar sus acciones de sentido político.
Poco a poco los guerrilleros se fueron quedando solos. En los últimos años se produjeron intentos de pasar a Francia para escapar del cerco. Las detenciones se sucedieron en estos últimos tiempos. Muchos guerrilleros y colaboradores fueron juzgados sumariamente y fusilados o encarcelados. Otros murieron a manos de la guardia civil en aplicación de la Ley de fugas.
Aunque el periodo de mayor actividad guerrillera comprende desde 1938 hasta comienzos de la década de los 50, algunas partidas continúan en pie de guerra, cada vez más acorralados. El final lo marcan las muertes a balazos del militante de la CNT Quico Sabaté en el 60; Ramón Vila Capdevila Caracremada, en el 63, ambos en Cataluña, y José Castro Veiga Piloto, en Galicia en marzo del 65.
Según un informe de 1950 de los servicios franquistas que habían luchado contra el maquis, entre 1943 y 1950 se registraron 8.054 «hechos delictivos», alcanzándose el máximo en 1946 (1.558 actos) y 1947 (1.463). En las acciones contra el maquis murieron 2.036 guerrilleros y 3.211 fueron hechos prisioneros, mientras que la Guardia Civil sufrió 243 muertos y 341 heridos. Fueron detenidas 17.861 personas como «encubridores» y «cómplices» de la guerrilla.
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